viernes, 29 de agosto de 2008



Caraz - August 29th, 2008

An average of 10 kilometer an hour.
We crossed in two days the Cañon del Pato. I try to explain what it means for cyclists and cars : 3000 meters climbing, 50 pitch-black tunnels ( frightening when traffic is coming from the opposite direction, you have to rush backwards ), a dozen of rickety bridges, awful roads with lots of loose rocks, scary overhanging rocks which can break off every single moment, deep cliffs to the Rio Santa, 2000 meter towering massive mountains on both sides of the road, overloaded trucks which covers you in centimetres of dust, meters high cacti next to the road, crossing donkeys, rocks formations in all kind of colours from yellow to dark brown and from orange to crimson red. Cyclists reach an average of 10 kilometer an hour when they have strong legs; the Patrol and Chevy are a bit faster : 11 kilometers an hour. Wauw!!!


There is no reason to go faster, because the scenery is overwhelming; it would be a shame to cross the Cañon del Pato with a higher speed. Everyone arrives after two days of “bumping it’s ass” completely broken in Caraz. The “real” Andes Trail has started.


We have a nice hotel at the local square of pretty town of Caraz. The showers are great and we are happy to remove the dust of the Canon del Pato and two nights bushcamping. The palm tree square is the décor for a real cucaracha-race in the evening hours. Len, Sean, Mick and a few others pay the cucaracha drivers a few sol ( Peruvian currency ) to race around the square. It’s good fun till the police shows up.

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Bushcamp - August 27th, 2008
Breakfast talk
After three weeks lodging in hotels, ranging from basic to upper class, it was time for camping : “bush camping”. Pitch the tents next to the road, have soup, have a laugh, have dinner and try to sleep. Yes, “try” to sleep. The results after one night bush camping at the breakfast table :- “I couldn’t sleep, cars kept on passing by”,

- “the mosquitoes were flying around me, I woke up at 2 o’clock to walk around”,
- “I dreamed that I was repairing a bicycle of 18.000 euro”,
- “I thought that tens of people were standing next to my tent, I was afraid”,
- “I dreamed that I changed my insurance polis to an insurance polis of KLM, because it was 50 per cent cheaper”,
- “I heard Joop whispering to Mient very nice short speeches”,
- “the sandflies were itching all over the place”. Anyway : a lot happens during the night. Fortunately without me, because I slept ( as one of the only ones ).

lunes, 25 de agosto de 2008

22/8

Entro a territorio peruano con la emoción de regresar a casa. El paisaje es distinto, los rostros alegres. Las montañas ecuatorianas son verdes, aquí áridas, tristes, con poco color. Me pregunto ahora ¿qué se gana al cruzar una frontera?
Lamenteablemente los agentes de aduanas nos hicieron la vida un poco difícil en la frontera. Yo tuve que mandar a los ciclistas a su destino, mientras yo intentaba arreglar los papeles de la Chevy. Estuve allí en territorio de nadie hasta las 4 de la tarde con el calor del desierto y la compañía de unos agentes que no hacían nada, esos kinkones.

Entro a territorio peruano y me pregunto qué pasa aquí. En los desiertos piuranos, los burritos jalan bidones de agua para llevar a los pueblos. Hay casas perdidas en el desierto. La gente anda con el rostro cansado. Entro a la profundidad de la tierra. ¿La recordaba así? Por supuesto que la recordaba con amor, pero había olvidado mirarla.
En Piura me encuentro con los viejos colegas y los amigos del barrio. La necesidad de divertirse sigue siendo la misma, no ha cambiado. La necesidad de hablar de sí mismo tampoco cambia. A la gente le gusta mostrar que tiene una cuna de oro cuando a mi lado los gringos me dicen: “hay mucha pobreza”.

Entro a territorio peruano y no quiero perder la alegría. Me bebo unas cervezas con los ‘patas’ y sigo camino al día siguiente hacia Chulucanas. Allí me reciben los ciclistas con mucha emoción: “qué bueno que hayas arreglado lo del carro”. Aquella mañana avanzamos hacia Motupe por una carretera super moderna que nadie usa: por eso sigue siendo moderna, quizás, del proyecto Olmos que sigue avanzando a paso de tortuga.

En Motupe un pueblo de pocas almas hay pocos hoteles. Uno de ellos se llama Tokyo. “¿Por qué se llama así, señora?”. Ella me mira con seriedad y me dice: “en agradecimiento a unos japoneses que nos dieron la platita para construirla”. La dueña del hotel no quiere que ni le toquemos las paredes. Sólo nos queda armar nuestra cocina en la calle. “Señorita, eso da mal aspecto, qué van a decir los vecinos de mí”. Todos los vecinos de la calle jalan sus sillas y se sienta alrededor nuestro a mirarnos preparar el almuerzo a los ciclistas: somos un show televisivo en vivo. A los pocos minutos pasa una procesión con un ataúd, es un entierro. No nos queda otra que entrar al hotel.


Entro a territorio y tengo el orgullo de ser peruana y darles de comer nuestras parihuelas, filetes de pescado, cebichitos.
En Lambayeque vamos al museo Las Tumbas Reales. Impresionante el trabajo que Walter Alva se mandó en reconstruir y refaccionar al Señor de Sipán. Siento orgullo peruano por dentro, esto vale la pena, pienso, y me pregunto: ¿Dónde quedó esa riqueza?
Pero lo recuerdo a Alva contándome la historia detrás del museo: el poco apoyo del gobierno peruano, la corrupción en el INC, la búsqueda de recursos para su construcción. “La gente del INC no tenía idea de lo que era un museo, querían armar cualquier cosa antes de tomarse el trabajo de armar un museo como la ley de museos manda”. Su mujer estuvo detrás gestionando la construcción de un museo moderno. Lamentablemente la señora Alva no llegó a ver la obra monumental que construyó. Walter vigila ahora al Señor de Sipán.

Mis amigos me buscan en Lambayeque para tomarnos unas cervecitas y comernos un cebiche. Hacía mucho tiempo que no comía un cebiche con buena música de fondo. “Todos vuelven a la tierra en donde nacieron” de los Morochucos. Me emociono hasta la lágrima.

24/8

El océano Pacífico. El sol metiéndose en sus entrañas. Yo en una terraza, descansando de estos largos días.

Pacasmayo, una ciudad al mar a 1500 kilómetros de Quito (Ecuador), parece increíble pensar en los kilómetros recorridos, nadie me cree, yo tampoco.
Digo por fin un poco de tranquilidad para escribir unas líneas en el blog y ponerme al día. No puedo pasar un día sin escribir, sin pensar en el blog, pero las circunstancias diarias: laqs ocho horas en la frontera, la noche en Piura, los saltamontes en Motupe y los amigos en Chiclayo, me ayudaron a acumular historias.

Siento la brisa rozar mi rostro bronceado, pienso en estos ojos que parecen haber visto poco, pero percibieron mucho. Y me pregunto: ¿cuál es la solución?
Cual solución, pensaría cualquiera. La solución a estos campos, a estos desiertos costeños, con poca esperanza.




Hace algunos días entramos al Perú con dificultad. Salimos con el Chevy y la Patrol rumbo a la frontera Macará (Ecuador) y La Tina (Perú). Los ciclistas avanzaban en bicicleta hacia el puesto policial de Ecuador, no tuvieron problemas en estampar su pasaporte. La Patrol y La Chevy sin ningún inconveniente.

Cruzamos el puente.

Del lado peruano. Pasan la Patrol y los ciclistas, el agente de aduanas mira La Chevy y dice: “Ese carro no pasa”.

-¿Cuál es el problema señor?
-Un papel.

Papelito manda en el Perú. El carro holandés pasa la frontera, es decir está permitido de entrar al Perú sin ningún problema, mientras que el carro peruano, no...

-¿Por qué señor?
-Pues ustedes tienen un documento de exportación; no de importación, señorita.


Ah, caramba. Es un gordito, cara de kinkon quien me dice eso, es muy amable conmigo, moreno el hombre, cara de trabajar mucho “sí, tanto que anda agotado sentado en su silla como un lirón”, rascándose la panza, al lado de un guardia que gusta de usar la corbata corta muy corta, que le llega a las tetillas.

-Tienen que buscarse un agente de aduanas, señorita, allí al frente hay uno.

Sólo me queda llamar a Arequipa a mi agente de aduanas allá, pedirle que me ayude a solucionar el problema del Chevy en un día porque sino cómo hacemos con los ciclistas, cómo acompañarlos el resto de la ruta, todo nuestro equipaje estaba en La Chevy. Llamo a Arequipa y la agente de aduanas me dice: “Espere mi llamada, por favor”.

Espero la llamada con ganas de solucionar todo al instante.
Después de media hora, la señorita, me llama.

-Señorita –me dice mi agente de aduanas- tengo aquí el teléfono de un agente en la frontera... (es decir, la frontera Macará). Llámelo, por favor.





Allí en el puesto de aduanas veo a un moreno cara redonda y casaca de cuero. Yo marco el teléfono. Y veo al moreno contestar su teléfono celular.

-Aló
-Aló??

Es el tipo de enfrente.

-La agente de aduanas de Arequipa ya me comunicó de su problema... tenemos que cambiar los papeles, pero como aqui en la frontera no hay internet tengo que ir a Ecuador para imprimir los documentos y recibir la información.

Impresionante. Del lado peruano no puedo llamar con mi celular peruano; tengo que usar el Ecuatoriano. Del lado peruano no hay internet; hay que cruzar la frontera.

Me quedo esperando en aduanas con el kinkon, el tipo de corbata hasta las tetillas y Rob mi jefe de los pantalones cortos. Qué trío... todos están allí mirándose la cara como tontos... rascándose la cabeza bajo el sol, a que pase una mosca para distraerles la mirada. Ningún carro aparece por allí, somos el único vehículo al que le ponen problemas.

A las dos horas presentamos el papel esperanzados de pasar hacia el Perú, pero el kinkonazo nos dice bostezando:

-Tienen que mandar una carta poder.
-¿Desde dónde?
-Desde Arequipa. Y con firma notarial.

(?)
Llamar a Arequipa de nuevo. Buscar un abogado a la distancia que legalice la carta notarial y además la envíe en fax.

Ocho horas después nos dejan pasar el carro peruano a territorio peruano. .... No hay modo, tenemos que irnos a Piura porque ya se hace de noche. Y veo a mis amigos, a mis grandes amigos.

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