Todas las cosas que tengo que hacer para lograr que salga el container de Guayaquil. Usar mi apellido Montesinos, mi charm y mi buena labia, conquistar a los viceministros y jefes de aduanas del Ecuador... si la gente supiera cómo tuve que agenciarme en la Cámara de Comercio de Turismo, el gordito que nos atendió fue de lo más amable y servicial, caminaba con dos teléfonos en mano llamando por un lado al viceministro de turismo y por el otro al agente de aduanas en guayaquil. Toda una autoridad.
-Señorita, este evento es grande, tenemos que avisarle a todos !!
El
charm, eso lo aprendí del buen Charlie, es la primera de todas las armas para conseguir lo que uno quiere. Ducharse todas las mañanas, ponerse el traje Barbie Explorer de color morado, el pañuelito en la cabeza, los aretes de la abuela arequipeña (y el anillo), nada mejor para conquistar a las autoridades de por aquí.
-A las 3 de la tarde tiene cita con el Viceministro, señorita.
Wilbert y yo, que también es parte de la historia pero a un ritmo silencioso, pues soy yo la que habla, vamos corriendo donde el Viceministro de Turismo, un edificio de cuatro pisos, así medio despintado pero ordenado, en pleno parque de la ciudad. Tres secretarias nos atienden muy amables ellas y nos piden esperarlo un momento al viceministro señorita que ahorita sale. Nos hace pasar al mismo despacho de la autoridad, a sentarnos ante una mesa larga con varias sillas alrededor. Allí llega el viceministro. Muy simpático él. Nos saluda en inglés
El segundo punto a favor para que uno consiga lo que quiere en la vida es la expresión; buscar la mejor manera de convencer sin dejar la honestidad. Le explico al ministro nuestra situación. Le describo el viaje que vamos a hacer y el problema del container en Guayaquil. Me dice "¿pero cómo van a viajar sin sus cosas?". Él busca la manera de llamar al agente de aduanas en Quito con la intención de recomendarnos en Guayaquil (el puerto), pero nadie le contesta. Les insiste a las tres secretarias que sigan intentando...
-¿y usted cree que nos permitan entrar a La Mitad del Mundo con bicicleta, señor? -pregunto.
El ministro llama por su otro teléfono al director de La Mitad del Mundo. La Mitad del Mundo es el monumento por donde pasa la Línea Ecuatorial. El director le contesta al ministro.
El ministro me pasa el teléfono a mí.
-¿Catorce bicicletas? Claro señorita, los dejaremos pasar gratis también, así con banda de música y todo. No se preocupe que voy a mandar la orden ahorita mismo.
Y tercero, el apellido Montesinos. Ese karma. A veces te miran de mala cara, otras se asustan y te preguntan por el parentezco.
-Y dígame usted señorita. ¿Es usted algo del señor... usted sabe a quién me refiero?
Yo me pongo super seria, no debió hacer esa pregunta, señor, pienso.
Me río de la mejor manera, y no pronuncio palabra. El silencio es más elocuente que nada.
Al despedirnos el Ministro no me da uno sino dos besos (casi como en Holanda). Wilbert se mata de la risa, yo me sonrojo un poco. Esas son las formas con las que conquistamos. Ahora sólo queda esperar si todo lo que sucedió es real o no. Yo me sigo preguntando: ¿habló realmente con aduanas? ¿es verdad que nos dejarán pasar gratis y con bicicletas y banda de música al monumento de La Mitad del Mundo? Ya les contaré en mi siguiente post. Hasta la próxima.