viernes, 15 de agosto de 2008

Aquí en El Cafecito, en Cuenca. Acabo de quedar con Kirsten y Bene para tomarnos un café colombiano, pero ellas aún no llegan. Tengo la impresión de que se desorientaron. Kirsten me dijo esta mañana que el lugar quedaba en Gran Colombia con Monsalve, pero El Cafecito estaba en otro lugar, al otro lado de la ciudad! Cuenca es una ciudad tranquila. Tiene un parecido a Arequipa.

Un sampedro crece al lado del zaguán. Es largo, alto, delgado. Está resguardando la casona de El Cafecito.

Recuerdo ahora que Ewald y Mike se reían de mi bicicleta, la verde. Yo le llamo "La verde", pero en holandés es "het meisje". Ella es una gran compañera de viaje, ella se portó muy bien a su llegada a Cuenca. Estuvo al lado de Katze, Red Bull, Santos, Specialized, todas unas compañeras.

Pienso en una amiga, le digo: "La oportunidad es una sola. Ahora. Espero pronto, muy pronto agarrarle de la mano y besarle (el pescuezo)". (sólo pensamientos).

Cada vez que escribo pienso en Jaime Bayly, el entrevistador. Buscar la ironía, jugar con la autoficción es alucinante.
Este viaje es alucinante.
Alucino.
Alucino con lo que pude haberle dicho: "pues yo también soy lief contigo". Imagino su respuesta, el silencio. "pero puedo ser más lief" (autoficción de la buena).

Sigo en El Cafecito. Estás locas, Kirsten y Bene no llegan. Se han perdido.
Las mesas de El Cafecito están repatidar en el patio interior. Todas tienen rosas rojas en una botella de vino de vidrio verde.

Ya hemos recorrido:

-Mitad del Mundo
-Quito
-Latacunga
-Riobamba
-Guamote
-Chunchi
-Ingapirca
-Cuenca

Ahora estoy en Cuenca.
Viajo.

Viajar es sin duda perder tus fronteras; fronteras mentales, físicas, espirituales. Yo viajo por religión. No es sólo mi curiosidad la que me guía por caminos y senderos desconocidos, sino también mi búsqueda del "yo".
En la primera etapa de viajera, es decir, cuando yo era una niña, yo viajaba porque mis padres tenían curiosidad. El primero de esos viajes excitantes fue Italia. Yo era una niña de diez años que se moría por conocer el Coliseo Romano. Hice a mis padres caminar cuadras y cuadras en Roma hacia El Coliseo. Fue una fotografía de postal. Mis épocas en las que era turista.

En mi segunda etapa de viajera dejé de ser turista. Claro, yo ya había visto Machu Picchu, el Coliseo Romano, la Torre Eiffel, Valparaíso, The Sears Towers. Pasé de ser turista a la etapa del descubrimiento. Quería yo explorar mi tierra, entender su geografía. Pasé del espacio arquitectónico al cultural. Caminé durante veinte días por Los Andes, me metí como hippie a hostales con pulgas y hasta llevé grupos de gente a visitar lugares imposibles (Caxas, por ejemplo).

Ahora he pasado a mi tercera etapa.

Ahora estudio las lenguas de los Andes, su historia, conozco ya su geografía y su gente. La etapa de la exploración y el descubrimiento ya terminaron. La etapa del turismo, también. No sé cómo llamar a esta nueva etapa.
Quizás es la etapa de dar a conocer, de enseñar, comunicar, mostrar...esta belleza.
Siento ahora una tranquilidad natural. Mucha paz en mi geografía. No tengo ya esas ansias de salir a explorar sin rumbo fijo. Creo que ya sé dónde estoy pisando y además conozco ya la esencia de esta tierra. No necesito más palabras. Creo que por fin borré las fronteras.

Ahora sigo en El Cafecito. Mis amigas se perdieron. Prefiero ahora cerrar mi cuaderno de notas y caminar por Cuenca. Mañana me espera una nueva travesía.


13/8

La Chevy, una historia.
Primero anduvimos preocupados por la Patrol que andaba en Las Bahamas, por fin llegó a Guayaquil y Rob y Ewald fueron a recogerla. Tuvieron mucha suerte, pues los agentes de aduanas ayudaron a sacar el carro con mucha facilidad del container.
Segundo en esos días sin Patrol, alquilamos una camioneta en Quito para que nos acompañe junto con la Chevy los primeros días. El conductor, un ecuatoriano muy simpático llamado Lincoln como el presidente de Estados unidos, nos ayudó a transportar las bicicletas y a cuidar de nosotros esos primeros días (además a resolver el caso del choque en Riobamba).
En fin.
Hoy salimos de Guamote hacia un pueblo llamado Chunchi, el escenario precioso en medio de los Andes verdes, bosques de neblina y puntas de montaña que ofrecen un panorama espectacular. Salimos –repito- la Chevy y el carro alquilado (pues Rob y Ewald estaban en Guayaquil), hacia Guamote, la idea era tomar un refrigerio a medio camino.
A las once del mediodía escucho la noticia: “La Chevy se malogró”.
Uyuyuy... ¿qué le pasó?
Yo estaba con Lincoln (el carro alquilado) sirviendo el refrigerio a los ciclistas. La Chevy se quedó en un pueblo llamado Alausí varado en una gasolinera. El chofer de la Chevy había cometido el error con la caja de cambios y se rompió.


Rob, uno de mis jefes, es un poco terco para hacer las cosas. Llamó a Quito para preguntar qué hacer con la Chevy, dónde conseguir el repuesto. Le dijeron: “En Quito”. EN ese momento yo no entendí por qué Rob se fue a Quito. Regresó por carretera más de 400 km en busca del repuesto cuando nosotros estábamos a 200 km de Cuenca, otra ciudad importante.
Yo le dije a Kirsten: “¿Por qué no van a Cuenca?”
Ella me dice en holandés: “es eigenwijs” (es un terco).

El plan era ir a Chunchi con Lincoln. Lo gracioso fue lo siguiente:
Rob se suponía que estaba en Guayaquil recogiendo la Patrol, el famoso carro que enviaron desde Holanda.
Lincoln fue con Kirsten hacia Chunchi, yo me quedé en el refrigerio con los ciclistas. Después de veinte minutos veo a Lincoln regresar con Ewald ¡! ¿Cómo?
A medio camino a Chunchi (como me dice Uchi, esta es de Ripley) los trabajadores ecuatorianos bloquearon las carreteras, pues estaban arreglando las vías. Lincoln no podía pasar hacia Chunchi, tenía que esperar una hora.
“Mira lincoln, voy a caminar hasta el otro lado de la vía para ver qué está pasando”, dice Kirsten a Lincoln en el carro mientras esperaban.
Kirsten se va caminando a ver qué pasa y al otro lado encuentra la Patrol (¡) con Rob y Ewald, estancados en la carretera, pues los trabajadores estaban trabajando.
¿Cómo?
“Acabamos de llegar desde Guayaquil”, le dice Rob a Kirsten, con todas las cosas, entre ellas mi bicicleta.
Para apresurar los eventos Kirsten y Rob se dieron media vuelta y se fueron hacia Chunchi, y Ewald y Lincoln hacia la Chevy.


Después de dos horas conseguimos llegar a Chunchi con todos los ciclistas al único hotel del pueblo. La Chevy evidentemente no estaba, seguía varada en medio de la carretera en una gasolinera.
Discusiones van y discusiones vienen. Le digo a Rob: “´¿por qué no vas a Cuenca a buscar el repuesto?”. El muy terco se fue primero a Riobamba, luego a Ambato y a Quito en busca de la caja de cambios para la Chevy. En fin.

Este percance con la Chevy no fue un problema para seguir el viaje, pues con la Patrol recién llegadita de Holanda y el buen apoyo de Lincoln nosotros seguimos rumbo al sur.


Pero en un momento dado , pues nunca encontraron el repuesto en Quito, cosa que me parece imposible, Rob y Wilbert llamaron a Arequipa (!) a preguntar por el repuesto. “Que nos lo manden por DHL”. Yo dentro de mí me decía están locos.
Los de Arequipa les dijeron: “ustedes están locos, pregunten en Cuenca o en Piura si tienen el repuesto”. Pues Sudamérica no es Holanda ¡!

Cuenca (14/8). Yo llego al hotel en bicicleta. Rob está super feliz. “Encontramos el repuesto”. Yo me rio por dentro. Y le digo a Kirsten: “ya ves ya ves”, andan más locos que una cabra. Yo sabía que el repuesto estaba en Cuenca. Tercos muy tercos.


11/8

Los tres nacimos el mismo mes. Una el tres, otra el trece y el muchacho el catorce , un día después de mí, sólo que seis años atrás. Hoy nos tocó a los tres organizar esta empresa dedicada a organizar viajes en bicicleta, pues la mitad del equipo se fue a Guayaquil (a recoger el carro que acaba de llegar de Holanda).

Dice la gente que quienes nacen la primera mitad del mes de setiembre somos personas ‘down to earth’, analíticas y organizadas, además perfeccionistas.
Yo no sé si sea una persona down to earth, la verdad. Sólo sé que consigo hacer lo que me gusta gracias a mi perseverancia, sino nunca hubiese conseguido lo de Bike Dreams (aunque en cierto modo fue suerte, sobre todo).

Salimos hoy a las ocho de la mañana de la ciudad de Riobamba hacia un poblado mayor llamado Guamote, cerca del Chimborazo en Ecuador. Yo fui en el auto que prepara el refrigerio, Kirsten en el camión que organiza la cena y el hotel, y Wilbert en bicicleta. No sé cómo pudimos organizarnos.


A medio camino hacia guamote hicimos una parada para tomar el refrigerio. Era la primera vez que preparaba yo un refrigerio. Usé una mesa desplegable, cuatro sillas, pelé varias naranjas, corte queso en rodajas y jamón, y los ciclistas recargaron sus energías con miel de chancaca. Nunca había visto yo la sierra ecuatoriana.

El refrigerio lo organicé al lado de una quebrada de pastos verdes con unas cuantas casas alrededor. Cerca de la quebrada habían unas señoras cargando bultos en la espalda. Ellas estaban transportando manzanilla. “Allinllan”, decían muy lindas ellas. Sus perros venían a olfatear nuestra comida, con un par de “fuera allqo”, los sacamos de allí.

Los ciclistas continuaron su ruta. En el hotel Kirsten ya preparaba varios entremeses para el almuerzo. Allí la ayudamos a preparar una ensalada de pepinos con rabanitos. Nadie se quejó de nada, al contrario, conseguimos ordenar todo entre los tres.

¿Pero qué hizo el tercero?

Wilbert recibió una llamada telefónica desde Guayaquil a altas horas de la noche. No sabemos cómo lo consiguió pero lo consiguió. La Petrol por fin fue desembarcado del puerto ¡!!

Fiesta esta noche en Guamote. Los tres virgo hacemos un buen team aunque nos dejen solos, gracias al apoyo de Didier, el muchachón belga que condució el Chevy.
10/8

En la noche salen Ewald y Rob hacia Guayaquil a desembarcar del puerto el Petrol que enviaron desde Holanda.

Esta noche ellos no duermen en casa.
10/8

Estoy en las faldas del Chimborazo. Hoy abro la página de un libro mío que se llama “El arte de viajar”. Y leo.

Alexander Von Humboldt el científico alemán recorrió durante cinco años el continente americano. En su paso por el Chimborazo midió todas las plantas, analizó la tierra e hizo un inventario de los animales andinos. Allí empezó su libro famoso: Essai sur la geographie del plantes.

Cientocincuenta años después yo estoy aquí.

domingo, 10 de agosto de 2008


10/8


- Hoy no tenemos mucho qué hacer –le digo a Kirsten.
- Sí, así es, ya verás el trabajo que nos vamos a mandar en los campamentos.

Mejor no haberle dicho eso a Kirsten, porque frase que pronuncio, cosa que sucede.
Aquella tarde Kirsten y yo compramos algo en el supermercado, unas cuantas cosas para los ciclistas, agua, mermelada, queso, entre otras cosas, fuimos directo al Chevy para ir al Hotel La Estación en Riobamba, es decir, a unas cuantas cuadras.
Nosotros manejábamos tranquilos el Chevy.
Riobamba parecía un desierto: domingo. Todos dormían la siesta seguramente.

PUM!!, en la parte de atrás del Chevy. ¿Qué pasó?


Vidrios rotos en el pavimento,

Wilbert, Kirsten y yo nos llevamos las manos a la cara.

-Tranquilos chicos, digo, no hay que asustarse...
Veo a un tipo moreno asomarse a nuestra ventana. Wilbert dice: “escondan sus cosas”.

Wilbert abre la puerta del Chevy, sale con Kirsten a ver qué pasó. El moreno se moría de la rabia. Yo me quedo en el carro. Un choque !!

Veo que discuten en el retrovisor. Me preocupo. Empiezo a pensar en la policía, en todo el lío que se puede armar con los policias latinoamericanos, ya los conozco.

Abro la puerta del carro. Hay una discusión.
Salgo. El Chevy está muy bien, sin ningún rasguño, sólo un faro de atrás un poco doblado. Pero... Hay un auto detrás de nosotros, un Lada último modelo, con el parachoque, y el capot doblado, el faro delantero destrozado y el conductor muerto de rabia.

¿Qué pasó aquí?

El tipo anduvo a velocidad rápida, nosotros distraídos, en plena ciudad de Riobamba, un domingo a la una de la tarde del mes de agosto. Llamo a Wilbert a un lado.

-Wilbert, ni se te ocurra mencionar a la policía, por favor, trata de arreglar el problema entre ustedes, porque si nos mandan a la policía estamos fritos camarón (todo esto en holandés, por supuesto, no crean que yo hablo español con los de Bike Dreams, aunque les dé clases de español).

Wilbert me mira confiado. “No te preocupes”, dice. Sin embargo, yo decido hablar con el chofer del carro, pedirle mil perdones...

-¿Cómo quiere arreglar esto señor? –le pregunto al chofer. Veo al tipo más calmado. No parece malo.

Hay tres viejitos mirándonos, el chofer del auto, el hijo, cuatro señoras que salieron de no sé dónde.

-Entre nosotros no más –me dice.

Alivio.

El hijo del dueño del carro , era su copiloto, llama a un mecánico, es domingo, nosotros decidimos pagar el reparo.

Más y más gente empieza a llegar de todas partes... hay un corro alrededor de nosotros. Didier , nuestro médico, aparece a tomar una fotografía de lo ocurrido. La nieta del chofer del carro (que apareció de no sé dónde, repito) quiere salir en la foto con el faro destruido.

-Con mil dólares estamos contentos –escucho una voz por detrás, es un tipo de gorro azul. ¿De dónde salió éste?

Me dan ganas de atropellarlo. Mil dólares me parece demasiado, pero en el >Ecuador todo está dolarizado. ¿De dónde salió el tipo de gorro azul?
Felizmente, Ewald nuestro mecánico llega a auxiliarnos, también un amigo ecuatoriano que nos está acompañando la primera parte del recorrido.

Una discusión.
El de gorro azul se mete a pelear por los mil dólares mientras veo yo al chofer del carro con “ganas de irse y arreglarlo todo de una buena vez”

Wilbert, el carro te va a salir caro, pienso yo. Él me dice: "La culpa es nuestra".

Nuestro mecánico : "esto les costará algo de 750 dólares, por lo menos”.

Llegamos a un acuerdo. 900 dólares es mejor que salir enemistados del Ecuador.
Qué pelea la que se mandó el de gorra azul, hasta que le dije yo: “acaso no confía en nosotros, más bien les estamos haciendo el favor muy honestamente de repararle el daño, otro se hubiesen dado a la fuga”.
El tipo se queda callado.

Al final vamos al hotel a firmar un acuerdo para que estos tipos no nos hagan una denuncia ante la policía y demás problemas, pues nuestro carro es peruano.
A escribir un papel con el acuerdo, a pagar los 900 dólares... todo un lío...

Después de varias horas Kirsten me dice : ya ves Susana, mejor no digamos nada sobre nada. Yo me quedo callada, me rio. Alguien me invita una cocacola.

Bici blogs

TODOS MIS VIAJES

Abancay Aconcagua Africa Alemania Altiplano Andahuaylas Andes Trail Apurimac Argentina Atocha Ayacucho Bajo Caracoles Bariloche Barrancas bicimoda Bolivia Burkina Faso Cafayate Calafate Campaña política peruana Cañon del Pato Caraz Careteras bolivianas Carpa Carretera Austral carreteras bolivianas Catamarca Cerro Castillo Cerro de Pasco Challapata Chavin de Huantar Chile Chilecito Chincheros Chos Malal Chulucanas Chunchi Copacabana Coyhaique critica Cuenca Cusco diarios Dutch Cycling Embassy Ecuador Edición 2010 einstein El Bolsón El Calafate El Dakar El final El Perú profundo El relato del instante Falkner famosos en bici Fin del mundo Final tour 2010 fotografias desde Ayacucho Fotos desde el Salar de Uyuni Fuerza Mental Futaleufú ghana Guamote Historias desde Buenos Aires Huancavelica Huancayo Huanchaco Huanuco Huánuco Huánuco Pampa Huaraz Huarochirí Huascarán Huelgas en el Cusco Humahuaca Incendios forestales Inconvenientes a lo largo de la ruta Izcuchaca Jáchal Jaime Torres Jujuy Kasani Kavafis La Angostura La minería peruana la partida La Pasarela La Paz La Quiaca La Tina La Unión Lago Rivadavia Lambayeque Las Horquetas Latacunga Leiden letters from Wilbert Limatambo Lluvia sobre las dos ruedas Loja Luz Divina Macará Machu Picchu Mali mapas de ruta Mendoza Mi padre Motupe noticias del ciclismo Nueve días en la pampa Ocros Oña Oruro Ouagadougou Patagonia Perito Moreno Peru Perú Pino Hachado Porvenir Pucara Puno Punta Arenas Quillacas Quito Quivila Río Grande río Mantaro Rio Santa Riobamba Ruta 40 Salar de Uyuni Salinas Salta Siete lagos Tahua Tapi Aike Tierra del Fuego Tingo Tiquina Tocota Togo Tolhuin Torres del Paine Tres Lagos Tupiza Ultimo día un mundo sin bicicletas Ushuaia Viento en la altura Yala

Archivo del blog