El Perú profundo es un paisaje desértico lleno de mosquitos.
Salimos temprano desde Huancayo por una carretera hacia Izcuchaca. Trigales, sequedad, un sol radiante nos acompaña por una carretera que serpentea en descenso... mucha velocidad, vistas impresionantes de pueblos y gentes, Huancavelica es una de las regiones más olvidadas, pero también las más vírgenes... allí la gente parece no haber conocido la maldad. Todos se nos acercan, ríen y comparten sus meriendas sin ningún temor.
En Izcuchaca nos detenemos a tomar un refrigerio en un puente antiguo que cruza el río Mantaro. Me divierto con las señoras vendedoras de chicha y pan, conversando con ellas en su idioma original. Ellas ríen mucho, me quieren llevar a sus casas, casarme con sus hijos, me dicen que soy la gringa perfecta que habla su idioma, que me las lleve al país de donde soy.
-¿De qué país eres?
-De Arequipa, les digo.
-Mentiraaaaa...
Hago cola para comprar un poco de pan, les pido una fotografía. Ellas no quieren, se mueren de verguenza. Un borrachito me escucha hablar. No puede dejar de reírse. Me dice: "sabes, sabes, saaaabessss". Arí.
-Sumaq warmita !
Aquella noche acampamos en una explanda de pastos verdes al lado de un manantial. Dormimos tranquilos esa noche, los mosquitos molestan un poco. Pican piernas y brazos, nosotros creemos estar acostumbrados, pero nada de eso, ése era el comienzo.
Al día siguiente continuamos nuestra ruta, esta vez hacia La Esmeralda y Mayoq. Pasamos al lado de la represa del río Mantaro, allí un grupo de soldados nos apunta con sus metralletas, no hacen nada, sólo saben que tienen orden de disparar si nos detenemos.
El camino es arduo, pura trocha, ideal para las bicicletas de montaña. La gente no se queja, está feliz. Adora el paisaje desértico, repletos de cactus, pero los mosquitos aparecen incluso cuando montamos bicicleta.
A medio camino preparamos un nuevo refrigerio, en La Esmeralda. Allí escucho un grupo de música tocar Carnavales Ayacuchanos. Le pregunto a un señor si eso es un casette o no? Me dice que no. Metros más allá hay una banda de cinco saxofonistas, un arpa y un violín. Es un grupo de música de verdad.
Los músicos quieren hacerme bajar de la bicicleta para bailar con ellos. Al principio no me convencen. Me piden un beso. Les pido que toquen música. Me dan un beso y tocan música. Empieza el violín, luego el arpa y los saxofonistas. dejo mi bicicleta y me pongo a bailar resuelta sin ninguna vergüenza. Esta situación siempre la soñé, debo confesar. Todos terminamos bailando y tomando cervezas. No nos queremos ir.
Pasamos la noche en la orilla del Mantaro en Mayoq (que significa "río"). Los mosquitos nos atacan... paisajes bellos llenos de mosquitos que pican con fineza. No podemos ni ir al baño... pican por todos lados. Len el canadiense se echa Off, Deet, Autan "y me siguen almorzando", dice. Los holandeses intentan ajo, cerveza, vinagre pero tampoco les ayuda. Pican pican los mosquitos aquí en el Mantaro. Yo me echo Vick Vaporub y se acabó la historia. Todos amanecemos enronchados. Mejor no ir al baño que los mosquitos son rápidos.