Un día difícil. Es cumpleaños de Wilbert y Wilbert se siente muy mal. Anoche a los 4.200 metros de altura le cayó mal la altura (valga la redundancia) y la comida. Él monta bicicleta a medias. A cada rato tiene que parar.
El 14 de setiembre es uno de los downhills más difíciles. El camino está lleno de arena y piedras movedizas, las bicicletas se portan bien pero los brazos y el trasero la pasan mal. Los ciclistas son más rápidos que los autos... pero llegan muertos super muertos.
El trabajo de atender bien a los ciclistas no es fácil. En este tipo de casos como el arriba descrito tenemos que improvisar.
Aquella tarde llegamos a Chincheros (Apurímac) en carro al mismo tiempo que los ciclistas. Yo tengo que organizar el hotel y prepararles una sopa improvisada. Termino haciendo el trabajo de casi todo el equipo. Quizás la culpa es mía pues a la media hora llega el resto del equipo en La Chevy. La gente me hace demasiadas preguntas y trato de complacer a todos. "que dónde hay toallas", "que si hay agua caliente", que donde vamos a cenar", "que quién está preparando la sopa", "que quiero otro cuarto", "que me hubieses esperado". En fin. Hasta la administradora del hotel me hace preguntas: "pues eres la única que habla español".
Cuando termina el día pienso en todo lo que he hecho, incluso tuve que buscar un mecánico, por poco y no voy al campo a matar gallinas.
Le llevo un mate de coca a Wilbert, a ver si se le pasa el malestar . Es su cumpleaños y queremos celebrarle bien, pero él se siente mal.