Lima es una ciudad que me sorprende por su clima cálido de invierno. Nunca hace calor, pero el frío de julio no es un frío desalentador. Ayer anduve en manga corta por la ciudad. Me fui a tomar un café con mis amigos y también a recordar las viejas caras de mi memoria. Pasé por el Haití, el lugar donde conocí a un escritor achinado (y alucinado), por el Starbucks de Miraflores, donde siempre converso con mis viejos colegas de la Udep, por el malecón donde vivía yo en mis años de periodista. La nostalgia de un tiempo regresa, pero con la alegría de este presente ciclista.
Aquí espero a Wilbert y Rob, ellos por fin consiguieron el permiso del auto que nos acompañará en el trayecto Quito - Ushuaia. Tuvieron muchos contratiempos. Taxistas, papeles, firmas por aquí y por allá, las autoridades en el Perú son así de jodidas, qué te puedo decir, quizás querían dinero bajo la mesa, quizás querían enredarlos con sus problemas. No sé qué truco han hecho para que les suelten el papelito que les permita cruzar cada frontera. Ya me contarán.
Aquí en Lima amanezco cada día frente al Ministerio del Interior, el antiguo aeropuerto. Qué caótica esta ciudad: los taxistas tocando la bocina como locos, la gente viviendo a la competencia con una ansiedad inconmesurable... Mi país, digo yo: no hay apuro. Mejor vivir la vida tranquila sin necesidad de contratiempos. ¿Por qué anda la gente tan apurada aquí?
Portland’s Alameda Bike Bus Turns One!
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On Earth Day 2022, Physical Education teacher Sam Balto - inspired by
Barcelona's Bici Bus - decided to attempt to start his own at his school in
Alameda n...
Hace 2 años
1 comentario:
La necesidad por la subsistencia... la pelea diaria.... si llegas tarde .. pierdes, a pesar de la "hora peruana".
Por cierto el calido invierno es una circunstancia excepcional..... no es lo usual en mi ciudad.
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