
21/9
Cada uno disfruta a su manera (y experimenta) los restos arqueológicos de Machu Picchu. Es la primera vez que voy con un grupo de extranjeros. Siempre fui sola o con mi hermano, la primera vez con el colegio.
Mient me pregunta: “¿cuántas veces has venido?”
Me siento una afortunada. Le digo que es la quinta vez que vengo a Machu Picchu.
Le cuento que la primera vez que vine fue con el colegio en viaje de promoción, que nos la pasamos genial en un hotel de bungalows en el pueblo (creo que el hotel El Pueblo) tomando licores de todos los sabores y colores. Era la época en la que nosotros queríamos experimentar cosas nuevas y que los restos arqueológicos eran importantes para nosotros pero de otra manera. Todavía recuerdo cuando ingresamos a Machu Picchu; impuso su presencia. Pero yo había cometido el error de ir en pantalones cortos: los mosquitos me tragaron ese día y quise salir rápido. Por eso siempre tuve la necesidad de volver.
Len me dice: “Siempre quise venir pero ahora que estoy aquí es como si lo hubiese visto antes. Los programas de televisión te muestran tanto estas imágenes que es casi como verlo en la televisión”
La segunda vez que vine fue gracias al aburrimiento que tuve en una ciudad llamada Quillabamba. Mi hermano me llevó allí a cazar insectos, pero al final decidí dejarlo solo (con sus amores y sus insectos) y yo irme al Cusco.
Cada uno disfruta a su manera (y experimenta) los restos arqueológicos de Machu Picchu. Es la primera vez que voy con un grupo de extranjeros. Siempre fui sola o con mi hermano, la primera vez con el colegio.
Mient me pregunta: “¿cuántas veces has venido?”
Me siento una afortunada. Le digo que es la quinta vez que vengo a Machu Picchu.
Le cuento que la primera vez que vine fue con el colegio en viaje de promoción, que nos la pasamos genial en un hotel de bungalows en el pueblo (creo que el hotel El Pueblo) tomando licores de todos los sabores y colores. Era la época en la que nosotros queríamos experimentar cosas nuevas y que los restos arqueológicos eran importantes para nosotros pero de otra manera. Todavía recuerdo cuando ingresamos a Machu Picchu; impuso su presencia. Pero yo había cometido el error de ir en pantalones cortos: los mosquitos me tragaron ese día y quise salir rápido. Por eso siempre tuve la necesidad de volver.
Len me dice: “Siempre quise venir pero ahora que estoy aquí es como si lo hubiese visto antes. Los programas de televisión te muestran tanto estas imágenes que es casi como verlo en la televisión”
La segunda vez que vine fue gracias al aburrimiento que tuve en una ciudad llamada Quillabamba. Mi hermano me llevó allí a cazar insectos, pero al final decidí dejarlo solo (con sus amores y sus insectos) y yo irme al Cusco.

Recuerdo que en el viaje de regreso hacia el Cusco llegué a Ollantaytambo, tenía algo de dinero y decidí quedarme allí y aprovechar de visitar sus restos arqueológicos que son preciosos. Caminé con tranquilidad admirando cada piedra y construcción incaica, me senté a contemplar el valle.
Al final del día me fui a la estación a preguntar cuánto costaba el tren nacional a Machu Picchu. Me dijeron: “quince soles, señorita”. Sin dudar me subí a ese tren. Una experiencia inolvidable entre la gente local que también viaja en busca de Machu Picchu.
Georges comenta: “Es impresionante cómo construyeron la ciudadela de Machu Picchu, pero al verla tanto en los documentales es como haberla visto antes”.
Mi segunda visita a Machu Picchu fue extraordinaria. Me emocioné hasta el nivel de querer recorrer cada calle, cada casa, cada templo. Yo la había visto en la televisión un millón de veces, pero no es lo mismo andar en las calles de la ciudad de Machu Picchu donde hace más de quinientos años anduvieron los constructores de la ciudad que verla en vivo y directo. Tomé miles de fotografías, toqué creo cada piedra.... incluso subí al Huayna Picchu. Una experiencia extraordinaria el haber estado allí que me dejó las ganas de volver de nuevo.
Gerard desaparece del grupo, creo que se fue a caminar cada calle, cada casa, cada plaza... a subir cada gradería. Me lo encuentro a medio camino: “es demasiado grande”, me dice, “demasiado”. Wilbert se separa del grupo y también me dice: “prefiero estar solo allá arriba contemplando la ciudad, no quiero irme, vale la pena esta aquí”.

Como yo no quiero hacer de seguidilla al grupo me separo de ellos y también le doy una vuelta a la ciudad sola. Cuando bajo hacia Aguas Calientes me encuentro con parte del grupo: “Te estuvimos esperando”, me dicen. “¿y el resto de la gente?” Yo les digo: “contemplando la ciudad”.
En este caso encaja perfectamente la frase del turista y el viajero. El turista sabe a dónde va pero no dónde está. Mientras que el viajero no sabe adónde lo llevan pero sí dónde está.
4 comentarios:
Qué belleza es, aunque uno ha estado 5 veces, no cansa el paísaje, la lindura que es Machu Picchu! Tu hermano cazando insectos jajajajaja...... ya me imagino! Lindas fotos Sue! Todo mi amor! Connie
He intentado hacer comentarios antes, pero por algún error informático, no he podido y he terminado colgando la computadora.
Felicidades por tu quinta vez en Machu Picchu, realmente es un lugar a donde siempre se quiere volver. Recorrer sus callecitas, subir y bajar escaleras, imaginar -porque aunque en los documentales aparezcan mil recreaciones, siempre da lugar a imaginar- a sus habitantes andando por aquí y por allá, con una gran ventaja sobre nosotros: sabían exactamente dónde iban, dónde estaban y demás porqués que a nosotros, eso, sólo nos resta imaginar.
Es hermoso ese cerro.
Un abrazo.
que geniales estan los relatos nuevamente, las fotos muy buenas!
me he reido mucho con el relato donde aparezco yo cuando fue asi de verdad, en Quillabamba: plantas insectos y chicas. jaja!
Macchu Picchu es único y espero poder visitar nuevamente y pronto ese alucinante lugar y de paso rayar con la fora que es muy particular en la zona y clao esta admirar la historia dejada por los Incas.
Querida: Eres afortunada i linda;te deseo que disfrutes tu viaje en su totalidad, !hasta Ushuaia!!!!personas
como tú merecen el cielo,Machupicchu i.....Ushuaia claro, verás que valió la pena;te lo digo por experiencia.-
Seguiré observando i leendo tus crón-
icas posteriores i con certeza serán
un deleite.-Suerte i que Diós te pro-
teja i preserve de todo peligro.
Edgar.
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