Leo desde hace algunos días artículos sobre la bicicleta en varias partes del mundo, de la bicicleta como medio de transporte, de la bicicleta como forma de manifestación, acerca de la revolución en la bicicleta y el decoro de la mujer frente a sus posibilidades de buscar su emancipación. En fin, estas son sólo palabras, algunas idas y venidas que se me ocurren cuando leo los blogs de El País de España o las revistas de ciclismo holandesas y alemanas que me llegan mensualmente a casa. Pero lo que más me sorprende es cómo un tema que está tan de moda a este lado del orbe, el de andar en bicicleta por la ciudad para evitar aquello que se llama la polución del medio ambiente, eso de ser green, de andar acorde a la naturaleza, sea un tema tabú para muchos países en Latinoamérica.
Y lo digo porque en el Perú hace poco leí una noticia que me movió los sentidos, nada más ni nada menos que el
director de un diario distribuido en varias partes del país que al parecer se frustraba por ver una avenida bastante transitada de la capital, Lima, cerrada los días domingos para los ciclistas. En su editorial -una de las columnas más importantes de los periódicos- se quejaba de la falta de tino de cerrar en día domingo el paso vehícular y permitir que cuatro ciclistas invadan la avenida.
En el Perú la bicicleta es por sobre todas las cosas un pasatiempo, un deporte, un forma de manetenerse en forma. Muchos salen los fines de semana a pedalear por los cerros de las afueras de Lima o Arequipa, y hacen downhill, singletrack, entre otras formas del oficio de la mountainbike (la más popular de todas en el Perú, después le sigue la bicicleta de carrera). Pero la bici urbana, es decir, utilizar la bicicleta para hacer las labores diarias en la ciudad, como por ejemplo, ir de compras o al trabajo o a estudiar en bicicleta, se sigue viendo como algo de aquellos que no son capaces de comprarse un vehículo o de sacar un permiso de conducir, es visto, quizás, mucho peor que caminar. No tiene fama ni estatus ni condición social. "Andas en bicicleta", ah, automáticamente piensan que eres pobre o un ser de la tercera especie que anda en bici en las caóticas calles de Lima y no piensan más bien que estás contribuyendo a mejorar de algún modo (pues si todos siguieran tu ejemplo) el tráfico de la ciudad. Y es que aquellos que somos amantes de la bicicleta lo sabemos, a pesar de utilizar nuestro medio de transporte para las labores diarias y de importarnos poco lo que piense la gente, la gente lo piensa y lo murmura para sus adentros.
Sin embargo aquí en Europa la bicicleta es en la mayoría de las ciudad un estatus social, como por ejemplo, en Holanda, el país-madre en el uso de este medio de transporte; las ciclovías, los semáforos, los estacionamientos público y privados, las ferias de las bicis, entre otras, reflejan el nivel de una cultura que a pesar de estar también sentada en el coche, anda en bicicleta y para todas partes, incluso los niños van al colegio a puro pedal y las abuelitas de cabellos blancos a la peluquera en bicicleta. En la ciudad de los canales los profesores universitarios van a sus clases en sus dos ruedas, sí incluso los directores de banca, parquean en el mismo estacionamientos que sus alumnos/trabajadores y a veces se cruzan con ellos en las calles. Y no sólo en Holanda, también en Alemania, Bélgica, Dinamarca, Suecia, el respeto por el ciclista es considerado frente a los semáforos, y el estatus social no es medido por la cantidad de ruedas que haces rodar, sino por el estado físico que tienes. Y por el respeto a la naturaleza.
Eso sería impensable en el Perú y en varias partes de Latinoamérica, donde el ciclista es la última rueda del coche. En la Argentina un policía una vez nos detuvo en medio de una carretera para decirnos que los automovilistas se estaban quejando de las bicicletas. Y en el Perú se produjeron varios incidentes también, de aquellos que te tocan la bocina para que les dés espacio, cuando ellos pueden desacelerar un poco y ser más cautos con el tráfico ciclístico.
|
Este sábado 12 de marzo la primera marcha ciclonudista en el Perú |
Quién diría entonces que en una ciudad como Lima donde, claro está, no hay ciclovías para fomentar este medio de transporte, que además seria ideal para evitar y descongestionar el tráfico, se critique negativamente una medida que alivia de alguna forma el tránsito vehícular y llevar a la gente a pasear por una avenida de una forma sana y sin monóxido de carbono (?). En fin cada país tiene su ritmo de desarrollo. Y a pesar de que hay mucha gente luchando por cambiar esta actitud, siempre hay unos cuantos que -a veces son muchos- quienes no quieren estar a la par.
Quienes quieran cambiar de actitud asistan este 12 de marzo a la
Marcha Ciclonudista en Lima.