29/7
Hoy llegamos al Ecuador. Estamos en Macará durmiendo una siesta de noche. La oficina de aduanas nos tuvo esperando varias horas en el puente que une el Perú y el Ecuador. El problema no éramos nosotros sino el carro que de acuerdo a las autoridades peruanas “faltaba un sello de autorización de la oficina de impuestos”. Felizmente el señor gordito que nos atendió: un moreno grandazo que parece haber vivido todo el tiempo en esa localidad no nos hizo demasiados problemas, sí nos mantuvo una hora explicándonos cuál era el problema que nosotros debíamos arreglar en nuestro regreso al Perú.
-¿Es que quién me garantiza que ustedes no se van a llevar el auto para Holanda, señorita?
Claro, él creía que nosotros íbamos a cruzar la frontera y nadar hasta el contienente europeo con el camioncito.
-Señor, nosotros vamos a volver al Perú dentro de veinte días con un grupo de gente desde el Ecuador.
En fin. Hablar con el señor fue una práctica de buenas maneras. Al final cruzamos Rob, Wilbert y yo al lado ecuatoriano prometiendo devolver el carro al Perú, es que claro el auto es peruano, señores.
Del lado ecuatoriano un guardia muy simpático nos dice que esperemos que el señor que da las autorizaciones para cruzar las fronteras fue a hacer deporte. Nosotros nos sentamos en la berma del puente fronterizo y nos dedicamos a comer aceitunas. Esperamos alrededor de una hora o más. El día ya oscureció. Por un momento pensamos que teníamos que sacar el eslípin para dormir allí en territorio de nadie.
-Señor, ya vino el señor de las autorizaciones.
Nosotros nos paramos y vemos gente amontonada en una ventanilla. Allí hay dos señores vestidos con canilleras, zapatillas futboleras y camisetas de algún equipo local.
-¿Es usted el guardia que da las autorizaciones?
-Yo soy el coronel señorita, me dice sonriendo.
Acababa de llegar de un partido de fútbol. Su equipo ganó.
Sellos van y vienen. La autorización para usar el auto peruano en Ecuador es un simple papelito que nosotros pegamos en el parabrisas con cinta adhesiva.
Estamos en Macará y ahora vamos a dormir.
Hoy llegamos al Ecuador. Estamos en Macará durmiendo una siesta de noche. La oficina de aduanas nos tuvo esperando varias horas en el puente que une el Perú y el Ecuador. El problema no éramos nosotros sino el carro que de acuerdo a las autoridades peruanas “faltaba un sello de autorización de la oficina de impuestos”. Felizmente el señor gordito que nos atendió: un moreno grandazo que parece haber vivido todo el tiempo en esa localidad no nos hizo demasiados problemas, sí nos mantuvo una hora explicándonos cuál era el problema que nosotros debíamos arreglar en nuestro regreso al Perú.
-¿Es que quién me garantiza que ustedes no se van a llevar el auto para Holanda, señorita?
Claro, él creía que nosotros íbamos a cruzar la frontera y nadar hasta el contienente europeo con el camioncito.
-Señor, nosotros vamos a volver al Perú dentro de veinte días con un grupo de gente desde el Ecuador.
En fin. Hablar con el señor fue una práctica de buenas maneras. Al final cruzamos Rob, Wilbert y yo al lado ecuatoriano prometiendo devolver el carro al Perú, es que claro el auto es peruano, señores.
Del lado ecuatoriano un guardia muy simpático nos dice que esperemos que el señor que da las autorizaciones para cruzar las fronteras fue a hacer deporte. Nosotros nos sentamos en la berma del puente fronterizo y nos dedicamos a comer aceitunas. Esperamos alrededor de una hora o más. El día ya oscureció. Por un momento pensamos que teníamos que sacar el eslípin para dormir allí en territorio de nadie.
-Señor, ya vino el señor de las autorizaciones.
Nosotros nos paramos y vemos gente amontonada en una ventanilla. Allí hay dos señores vestidos con canilleras, zapatillas futboleras y camisetas de algún equipo local.
-¿Es usted el guardia que da las autorizaciones?
-Yo soy el coronel señorita, me dice sonriendo.
Acababa de llegar de un partido de fútbol. Su equipo ganó.
Sellos van y vienen. La autorización para usar el auto peruano en Ecuador es un simple papelito que nosotros pegamos en el parabrisas con cinta adhesiva.
Estamos en Macará y ahora vamos a dormir.
5 comentarios:
Bueno mi Susana, hay mas trabas que pensaban! Lo del barco, ayyyyyy... Espero que salga todo a tiempo! Mucha suerte!
Besos
Veel herinneringen en nostalgie voor jou Susana in het noorden van Peru. (Je schreef overigens niet hoe de cebiche smaakte). Helaas niet in Piura geweest bij vrienden en nog even bij de de Udep gekeken?
Ik volg de route o.a. via google aerth.
Wordt het nu avontuurlijker? Het landschap ziet er volgens google wat ruiger uit.
De eerste proef bij de grens is uiteindelijk geslaagd. En nu komt de volgende bij het inklaren van alle materialen in Guayaquil.
Hopelijk gaat dat voorspoedig en zijn jullie ruim op tijd in Quito. Ik zag ook dat in het noorden van Peru de temperaturen ruim boven de 20° waren. Fijn om dan in een short te lopen, zoals Rob doet en minder wasgoed. Hoe doen jullie dat wassen en drogen? Uitspoelen in het hotel en dan achter de vrachtauto laten wapperen? Overigens lees ik de verhalen met veel plezier, al valt het niet mee voor een 'niet spaans sprekende' om alle details te begrijpen: daar is het woordenboek wel eens bij nodig.
Een fijne voortzetting van de reis en succes met de ambtenaren en papieren.
Uhhhhhh! pero ¿ qué foto me has puesto Sus?, ese puente lo crucé en Julio del 85 y esas montañas verdesss..., me llevaron a miles de kilómetros de mi Leiden actual. ¡ Increíble la foto! ya pasé la frontera susanita porque me llevas contigo a mi lindo ECUADOR de mi corazón. Me hiciste emocionar,...
Te sigo de puntillas
Su:
Leer tu blog es vivir el viaje contigo... Me encanta!
Besos enormes y como diría la Marian... EXITOS!
Machi
La aventura empieza :)
Visitaran el monumento que esta en plena linea ecuatorial?
Publicar un comentario