domingo, 31 de agosto de 2008

Viajar, perder fronteras.

Los últimos días fueron un verdadero reto. Cruzar el desierto costeño desde las playas de Huanchaco en Trujillo, Perú, hacia el Callejón de Huaylas llevó a los ciclistas a probar sus frenos, pedales, fuerza en los brazos y piernas en los caminos de trocha. Muchos de los ciclistas creían que el viaje ya había empezado en el Ecuador, pero ahora camino a Huaraz comprobaron que los caminos que ellos imaginaban eran más complicados de lo que creían.




La primera noche acampamos al lado del río. Allí puse a prueba mi lógica peruana. Sí, nosotros los peruanos tenemos una lógica peculiar que los holandeses no entienden a veces. Nosotros estábamos en el auto en medio del desierto. Ninguna casa, ningún río, nada. Nosotros teníamos que buscar un lugar para acampar. Al fondo veía yo unos árboles.

-Allí hay un pueblo, seguro.

-Jajajaja... ¿es esa tu lógica peruana? ¿Donde ves un árbol ves un pueblo?

Me quedo callada luego digo:

-Bueno sí... que yo sepa donde hay árboles hay pueblos.



Avanzamos con el carro y evidentemente hay un pueblo grande llamado Tanguche, en medio del desierto. Hay varios campos de cultivo y un enorme río, el Río Santa, cruzando en medio de ello. Nosotros seguimos la ribera del río en busca de un lugar donde acampar.

-Seguro aquí no hay mosquitos, ¿no? Hace frío. Estamos lejos de la costa.

Mi lógica peruana me dice: "Sí hay mosquitos y nosotros seguimos en la costa".

Dicho y hecho. Bajamos del carro a arreglar el equipo del campamento... y ¿para qué dice don Ewald que no hay mosquitos? Los mosquitos empezarona aparecer de todos lados, a picar piernas, brazos, caras, cuellos.




Al llegar los ciclistas, mejor ni les cuento. Ellos suelen andar en pantalonetas.... los bichos que les picaron y en todas las partes del cuerpo. Uno ya no podía ni ir al baño, pues habían ataques del mosquito del río Santa en las partes privadas del cuerpo... Ni nuestro médico pudo dormir en paz, pues con su teoría: "de dormir sin carpa es más rico" terminó arrasado por los bichos malignos. Al día siguiente escapamos lo más rápido de ese lugar. Pocos durmieron bien. Mi lógica peruana es así... yo ya sabía ;)



Al siguiente día agarramos un pedazo de carretera hacia Huaraz, asfalto que termina diez kilómetros después de recorrerlos. La trocha que empezamos a recorrer era casi tan maligna como los mosquitos. Ni un momento de paz. Piedras por aquí y por allá, total control sobre la bicicleta y en subida, doblemente difícil. A medio camino encontramos un pueblo con numerosos burros en la pista, que se asustan de nosotros. Más allá cactus y más cactus y piedras de colores. Nunca había visto yo una sierra tan seca y a la vez tan atractiva.


Para qué montar bicicleta me digo yo en estos lugares tan secos y desolados. Es una carretera fantasmal por la que de vez en cuando transitan camiones de carga pesada, y alguna camioneta bien embalada y desconsiderada.

Y compruebo que venir al Perú con extranjeros es mirar con otros ojos. Llegar aquí es vivir el Perú de otra manera. Ya no eres el lugareño gringo habitual sino la gringa que viene con gringos y que tiene que sacar la bandera cada vez que los quieren engañar.


Volvemos a acampar en otro lugar menos habitado por mosquitos. Unas señoritas gorditas llegan a saludarnos y nos dicen que es Huarochirí. Aquella noche felizmente nadie tiene problemas con los mosquitos, pero sí con el calor... la gente está rasca que se rasca en sus carpas los mil puntos rojos de las piernas. Dicen que las picaduras de mosquitos recién se sienten al día siguiente. Allí estamos nosotros también.

Llegamos a Caraz después de tres días sin asfalto y cincuenta túneles oscuros por atravesar con el miedo a ser atropellado por un camión. La Chevy se portó muy bien, también la patrol. Kirsten preparó unas cenas deliciosas y nosotros de vuelta a las camas de hotel.

Mañana Huaraz, luego subir y subir más hacia las serranías peruanas llenas de ICHU.

Es bueno saber que tenemos una lógica peruana que funciona y que muchas veces sirve de precaución.

3 comentarios:

Ernesto dijo...

Bueno... mi vocacion de urbanita limense empedernido me hace sospechar mi carencia de la logica peruana de la que haces gala.. upsss

Por cierto.. Feliz Blog Day!!!, ya te he puesto en mis recomendados de este año :D

Anónimo dijo...

Su, no me canso de pensar en todo lo que estas recorriendo y los muchos niveles de conciencia que esta tocando durante este viaje. Eres una esponja maravillosa y estoy segura que tienes momentos de saturacion y de querer liberarte de este objetivo que te has propuesto. Persevera, siempre con mucha calma, siempre con mucha tranquilidad, que por suerte son caracteristicas natas tuyas.
el camino se pone dificil y desafiente ahora, las subidas, la aridez del paisaje y el viento deben ser agobiantes. Tranquilidad, perseverancia, step by step, van a ir llegando.
Un abrazo muy fuerte.
Te quiero,
Cate

Anónimo dijo...

geniales fotos !!! a identificar cactus! ...
la foto con el cactus y varios atras: Armatocereus, Haageocereus y al fondo??? no logro divisar:(
la segunda foto con el fruto en todo su explendor es Haageocereus chrysacanthus.
Porfa siga subiendo fotos de plantas..gracias :)

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