Quizás este sea el artículo que más me cueste escribir, porque es como describirse a sí mismo, como mirarse frente al espejo y explorar tu geografía.
Acabamos de dejar el Perú, de cruzar la frontera, de dejar la rojiblanca por otro sistema.
¿Y qué significó para mí estar en el Perú? ¿Cruzarlo de cabo a rabo, de norte a sur?
Cuando escuché la noticia de este viaje sentí una emoción incomprensible. Recuerdo que salí a correr por las calles de Leiden y que cantaba y que saludaba y por poco besaba a todo el mundo. Me imaginaba a mí misma recorriendo la cordillera de los Andes, y enfrentando las montañas que yo guardaba en mi memoria.
Rob me decía: “vamos a subir a Huaraz desde Trujillo en bicicleta”. A mí me parecía imposible. ¿Esos cerros tan inmensos?, me preguntaba, ¿Esas coordilleras blancas y negras de picos tan elevados como el Huascarán? Guardaba secretamente cierta emoción pero también mis dudas sobre la capacidad de los ciclistas... al final eso era lo que menos importaba.
Lo que más importa es ver el Perú por dentro –y comprobar aquel paisaje que siempre cambia. Basadre decía que el perú es un multitud de naciones dentro de una misma nación. Yo ya había hecho varias caminatas por Cajamarca y Piura, Moquegua y Arequipa. Había comprobado aquella realidad multiétnica, incluso geográfica, del Perú.
¿Qué significó para mí recorrerlo todo ahora con este grupo de gente extranjera?
La primera semana que estuve en el Perú durante este viaje le comenté a una amiga que ver el Perú desde ojos extranjeros es aprender a ver el Perú desde la virginidad.
En el cañón del Pato, todo es seco. Para mí es un paisaje conocido, un paisaje que incluso puede ser aburrido, pero este grupo de extranjeros, estaba maravillado por el color de las quebradas, la forma de las montañas, la carretera tan difícil e intransitable.
El Perú significó para mí un reto a la geografía y el cuerpo, las etapas más difíciles de este viaje, de ver a los participantes caer en las trochas mal hechas, a los carros llegar después de las bicicletas, a las montañas abrirse para dar paso a los ríos y cerrarse para las mesetas. Hemos visto desiertos, picos elevados, quebradas polvorientas, cactus gruesos, mosquitos y el frío polar. La costa, la sierra y la selva.
Del cañón del Pato subimos hacia el Parque Nacional Huascarán, un frío indescriptible, con las carpas congeladas a la siguiente mañana. Del parque Nacional descendimos a los valles calurosos de Huánuco con los mosquitos picando y picando en las piernas de los ciclistas y los mototaxis chillando con sus bocinas. De Huánuco trepamos hacia Cerro de Pasco donde nevó a la media noche, y todo amaneció blanco. Cruzamos la meseta hacia La Oroya y Huancayo para luego descender de nuevo hacia los valles del río Mantaro. De Ayacucho ascendimos de nuevo hacia la meseta, una meseta sin nevados pero fría muy fría, para al día siguiente descender hacia los valles de Andahuaylas y Abancay en Apurímac. Finalmente el Cusco siguiendo el río Apurímac, y hacia el Altiplano en Puno...
¿Qué significó este recorrido?
En nuestro recorrido hemos visto bromelias selváticas y serranas, cactus gruesos y flacos, puyas y gramíneas, eucaliptos y pinos, el k’antu y la cantuta. También aves que parecían gaviotas volar sobre los cuatro mil metros, y patos y aguilas.
Este recorrido me enseñó a comprender que no es sólo la geografía, sino también la gente que cambia a lo largo de tres mil kilómetros. Las facciones son diferentes de una región a otra, las vestimentas y los idiomas. No tengo otras palabras que decir: la belleza está en su variedad, en ese reto de trepar y bajar montañas. El Perú es más grande de lo que imaginamos nosotros los peruanos, y aprender de los bailes, de las sonrisas y las hablas de la gente te enseña a descubrir ese significado profundo en sus entrañas. El Perú es andino por dónde se vea, seamos costa o selva, el Perú es una variedad de facciones difícil de gobernar, que me trae a la memoria la constante lucha diaria de todos los ciudadanos por formar parte de una nación y limar las diferencias a pesar de las fronteras tan altas y respetables como son los Andes. El Perú es un país de una riqueza inigualable.
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Hace 2 años
3 comentarios:
Sín palabras ya que decir que te entiendo es poco y sé que me entiendes. Te quiero mucho...
muy emotivo ...
Ook voor mij als (verre) buitenstaander blijven de verhalen boeien. Daarbij zoek ik tevens regelmatig naar achtergrondinfo op internet. De mooie foto’s en verslagen geven een goede indruk van landschappen, mensen en culturen. En ook wel van wat wij armoe vinden, maar waar men daar misschien geen problemen mee heeft. Vergelijkbare situaties liggen voor ons ver terug in het verleden. Dat geldt ook voor de douanes. Knap dat ze elke keer weer nieuwe eisen kunnen bedenken. Dat belooft wat voor het vervolg. Misschien alvast een faxje sturen om te waarschuwen dat de chevy er aan komt en te vragen wat voor papieren, stempels, etc. dan weer extra nodig zijn?
Voor het vervolg van de reis hopelijk geen ziektes en ongelukken meer. Maar begint vermoeidheid en uitputting nog geen rol te spelen? Is tussendoor ’n enkele dag rust, wel voldoende voor zo’n zware tocht, zeker nu de zomer en hitte gaat komen.
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